De princesa de barrio a It Girl

Domingo, 23:15 horas y me dispongo a empezar a redactar el post que se publicará mañana lunes. Estoy destrozada… y ¡feliz! ¡muy feliz! Y es que este finde… llegó por fin la despedida de soltera.

Ha sido increíble. Realmente emotiva. Ya no por las lagrimillas de emoción –que alguna hubo-, las risas y los momentazos propios del viernes, sábado y hoy mismo… sino porqué me siento enormemente afortunada, agradecida y halagada.

Técnicamente no sé que he hecho para recibir tanto… quizás es un pago a cuenta y es algo que deberé hacer para recompensárselo!? Jajajajaja!! Pero lo que está claro es que ha sido algo pensado desde el cariño y la dedicación más absoluta y que ha implicado, a bien seguro, muchas horas de trabajo, quedadas, mensajes, llamadas…

-GRACIAS-

El viernes empezó movido. Con un encargo de traducción de un informe de patentes, marcas y dominios que debía de hacer de 15:00 a 16:00 de las tarde. Por eso bajé a comprarme un bocadillo al Fornet y un Frapuccino de café con nata al Starbucks, y me los subí a la mesa del ordenador. Comí repasando las novedades en Pinterest, delante de la pantalla… y me tomé el café que estuvo a punto de atragantárseme cuando me suena el teléfono y es la recepcionista de la oficina, indicándome que el gerente quiere verme en la sala 3. A lo que respondí: -Ana, no me jodas que me van a echar!-. Él es quién echa a la gente. Y siempre lo hace igual, un viernes a última hora.

De modo que subí a la séptima planta, dónde tenemos las salas de reunión, con un careto que no os lo podéis de imaginar y muy enfadada. En realidad, en lo que tardé en subir, que fueron 4 minutos, puse mentalmente a parir a toda la Junta Directiva de la empresa.

Al entrar… sin embargo… sólo estaban Anna y María, las Little Guilty Girls grabándome con un i-Phone y tronchándose de la risa. ¡Qué cabronas!

Y así empezó mi despedida de soltera. Entre risas, con un billete de AVE a Madrid y un disfraz de choni que daba pena verlo…. -¡Imagínate ponértelo!-.

Me lo puse en el AVE, siguiendo las instrucciones de Anna y María, en el baño, y desembarqué en la capital cual moderna de pueblo… ¡Qué vergüenza! ¡s muuuchooo más fácil disfrazarse estando en grupo que yendo sólo 3!

Cogimos un taxi y llegamos al destino: un sótano en el centro, decorado con cartulinas DIN A3 con los anónimos impresos que había ido recibiendo al mail de la remitente Gossip Girl, globos de colores, y un portátil tocaba a todo meter los hits poperos más pinchados. ¡Pero nadie!¡Ni rastro de nadie!

Al abrir finalmente una puerta… ¡tachaan! Allí estaban el resto. Riéndose!

Hemos sido 14 tías. ¿No os parece muchísimo? En un contexto de crisis como éste… ¡madre mía!¡me parece una barbaridad! Muchas gracias por el esfuerzo, que soy consciente de que lo ha habido. Muchas gracias por la ilusión empleada, por vuestros ratos… y por quererme así. Me hacéis sentir muy bien.

Allí leí las instrucciones de lo que iban a ser estos dos días, en los que iría disfrazada de princesa de barrio, y debería esforzarme por superar pruebas, por las que me darían 10 euros si las superaba –cada prueba-. Finalmente, con el dinero reunido, podría comprar un modelito digno de la más elegante It Girl del Upper East Side y salir el sábado –ideal- por la tan famosa noche madrileña. ¿OS GUSTA EL MODELITO?

Ha sido increíble, y para que lo veáis, os dejo alguna foto –no tengo muchas pues las hacían ellas y es muy reciente, de modo que no salen todas las que fueron-. Aún así, aquí os dejo sus nombres:

BLANCA, CLARA, SILVIA, MARÍA A., MARÍA S., ANNA M., PATRICIA, ESTHER B., CRISTINA, ANNA K., MARÍA F., TERE e INDIRA

¡SOIS LA LECHE!

Esther

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