Ni contigo ni sin ti, primera parte

Nosotros nunca habíamos vivido en un piso. Los dos habíamos vivido la mayor parte de nuestra vida en una casa, con nuestros padres y hermanos. Los que hayáis vivido en casas estaréis de acuerdo en que tenemos básicamente dos carencias: una es que no sabemos aparcar muy bien el coche, pues siempre entramos directamente al parking o aparcamos justo en frente de casa sin tener que maniobrar demasiado, y la otra, que no estamos acostumbrados a llevar llaves, es decir, o entramos con el mando del parking ya directamente dentro de casa o las llaves de casa siempre van con las del coche y entonces es difícil olvidárselas o perderlas.

Pues bien, ahí estábamos, aprendiendo a vivir en un piso, muy mono pero más pequeño, con paredes de pladur con lo cual, uno se entera absolutamente de todo, cosa a la que sea dicho de paso, tampoco estábamos acostumbrados, e intentando habituarnos a llevar  llaves y a cerrar al entrar y al salir de casa.

Lo de que sea más pequeño no nos importa, estamos encantados con nuestro piso. Que se oiga todo, mira, te acabas acostumbrando, pero lo de las llaves… dos años después podemos decir que todavía no lo llevamos muy bien.  Si nos tuvieran que poner nota seguro que sería: necesita mejorar.

La primera vez salíamos a comprar juntos, “cojo yo las llaves” dijo alguno de los dos, “vale”, dijo el otro. “Pam”, se cierra la puerta y cuando metemos la llave para cerrar, aquello no giraba. Perfecto, las otras llaves estaban puestas por dentro. No hubo forma de abrir con lo cual tuvimos que llamar, por primera vez (no os preocupéis que habrá más) al cerrajero 24h. Vino bastante rápido, pero todavía abrió más rápido. Jo, al menos si te pagamos lo que te pagamos entretente un poco más, justifica la barbaridad que nos cobraste, al menos para que no nos sintiéramos tan idiotas.

Bueno, aquello quedó como una anécdota, le puede pasar a cualquiera, ¿no? Además, no estábamos acostumbrados. Se aceptaba cualquier excusa.

Cuando al cabo de unos meses nos volvió a pasar exactamente lo mismo, pero es que exactamente lo mismo, ya no valían excusas y nos negamos a llamar a un cerrajero. Además, a Alejandro le salió aquello tan típico de algunos hombres, –si aquel chico pudo yo también, si abrir esto es un momento— Lo intentó con una tarjeta, con una horquilla, con todo lo que se le ocurrió pero no había forma. Incluso llegamos a pedir a un vecino que sabíamos que tenía radiografías en casa, a ver si nos podía dejar una. Aquella vez el chico cerrajero había abierto con una radiografía y nosotros lo teníamos que conseguir. Dos horas después, con la radiografía del vecino destrozada y la puerta aún cerrada, llegó el cerrajero 24h y abrió con nuestra propia radiografía, de nuevo en menos de tres segundos.

Pero esto ya no nos ha vuelto pasar, ahora ya estamos a otro nivel. Ahora me ha dado por dejar a Alejandro encerrado en casa. Al menos ya no se queda fuera, ahora se queda dentro sin poder salir, aunque no se que es peor, si no poder entrar en tu casa o no poder salir de ella.

Como veis siempre se puede ir a mejor, o a pero claro, según como se mire… El jueves la segunda parte de: “Ni contigo ni sin ti. ”

la foto-claus

9 comentarios en “Ni contigo ni sin ti, primera parte

  1. Maria jo conec perfectament la història. Més que tot, per les caminades que he fet per anar a obrir al teu senyor marit. Ja continuaré explicant quan surti la segona part.

    Me gusta

      • Noia tu em vas dir que si volia llegir el primer post i m’he enganxat de veritat. És que sempre em surt alguna cosa per dir!!!!!!!! Hola Eli!!!! Segur que a tu també t’ha passat eh! Que jo recordo veure’t entrar a casa teva a St. Feliu per la finestra i
        Tirant la persiana amunt? Recordes!!!!!!! Un petó

        Me gusta

  2. Ostras! Es que esto de las llaves…. yo tambien tengo alguna que otra anecdota relacionada con el tema llaves. Y lo que más rabia da es lo de los cerrajeros, que en un momento, tal y como cuentas, pam! La puerta ya está abierta. Aunque en todos mis casos, las llaves quedaban destrozadas dentro de la cerradura…
    Pues a ver cuando nos cuentas la segunda parte…. que ya tengo ganas!

    Me gusta

  3. Jajajja menudo follón con las llaves Maria!! quizas tendriais que dejar una copia en casa de tus padres porque otra solución seria bajo el felpudo o en una macetita pero va a ser que no con los tiempos que corren… Jajaja creeme yo tengo una copia en casa de mi madre y otra en casa de mis suegros y me ha salvado mas de una!!!

    Me gusta

  4. Pingback: Ni contigo ni sin ti, segunda parte |

Deja un comentario