¿Por qué todos los hombres sueñan con hacer un trío con dos chicas?

Seguro que todas habéis oído alguna vez –o más de una-, a un tío bufar en una conversación en la que se pronuncian las tres palabras mágicas “TRÍO-DOS-TÍAS”.  Estas palabras son el claro desencadenante de reacciones masculinas como: soplidos hacia el flequillo y sonrisillas varias. Incluso de una manera altamente probable, si en un corto radio se encuentran otros de su mismo sexo, se pueden oír comentarios -entre ellos- haciéndose los machotes inseminadores de la especie humana tipo:

–          ¡Buah tío! –seguido de cualquier tipo de práctica, explicada en jerga sexual que no voy a reproducir.

A la par que se dan codazos, toques o suaves collejitas amigables. En definitiva, reacciones propias de cualquier animalillo salvaje que huele a hembra en celo…

Por algún motivo se ven allí emparedados, entre dos mujeres, cual salchichita entre suave pan de Frankfurt… (ver dibujo) recibiendo, mientras tanto, algún impulso cerebral que les produce numerosos tipos de reacción nerviosa que llamaremos “éxtasis cerebral”. Asunto distinto es localizar dónde se encuentra su cerebro real en ese momento…. ¡Eso ya son palabras mayores!

El dibujo del momento en sí vendría a ser éste…

Tras varios años de investigación, en silencio, del sexo masculino, he podido observar que este tipo de experiencias llenan a los hombres en dos ámbitos claramente diferenciados y complementarios entre sí:

• La experiencia del momento “in situ” del trío –siempre con dos tías-
• Explicárselo a los amigotes

Conclusión: Si un tío, llamémosle “Y”, consigue hacer un trío con dos tías, –preferiblemente una rubia “R” y una morena “M”- en una isla desierta donde no hay con quién comentar la jugada, la experiencia no es igual de gratificante. En este caso, si bien en cierto que han conseguido practicar la tan “sobada” fantasía –no entraré en detalles-, “Y” no habría podido beneficiarse de la etiqueta de “Crack” que le hubieran enganchado los amigos, hecho que le restaría mucho valor a la experiencia.

Si de lo contrario, nuestro macho “Y” pudiera “gozar” de jaleo de la manada, la etiqueta de “Crack” mencionada, sería de un tamaño mayor o menor en función de las siguientes variantes:

1. ¿Te entraron ellas o fuiste tú?; mejor respuesta: me entraron ellas.
2. (Alguna preguntita de posturas seguro que siempre cae…); mejor respuesta: sí, estaban dispuestas a todo…
3. (Alguna pregunta sobre el final del acto en sí); mejor respuesta: (cuanto más imaginativa mejor).
4. ¿Y estaban buenas?; (Esta pregunta jamás saldría. Se toleran orcos. Evidentemente en el mundo ideal masculino, es preferible que estén buenas, pero no es necesario. Los tíos, llegado el momento, van a por la experiencia con féminas de todos los tamaños y colores… imagino que con vivir la experiencia y poderla contar, no es que baste, ¡es que sobra!)

Conclusión: En este último caso, “Y” disfrutará de mayor carisma y prestigio entre los de su sexo sintiéndose el Rey de la Selva y “R” y “M”, de ser conocida la noticia, sin duda aumentarán su caché, en cuestión de minutos, entre los solteros de momento. Entre los casados y sobretodo entre las de su sexo… ¡Ya es otra cosa!

Esther